Brújula
Esencia y personalidad

Hoy hablaremos sobre los conceptos de esencia y personalidad. Me parece un tema sumamente interesante pues todas las personas lo experimentamos y en muchos casos, hacemos trabajo personal relacionado a ello casi toda nuestra vida.
Entendamos pues, que la esencia es esa chispa divina, inmortal, natural, espontánea. Es donde se encierra todo nuestro potencial y donde está codificado quienes realmente somos. Durante la infancia lo expresamos libremente y poco a poco vamos adaptándonos a nuestro entorno, donde ser totalmente auténtico ya no es del todo seguro. En la etapa de formación desde el nacimiento hasta los 7 años, se experimenta la esencia en su máximo esplendor y disfrutamos de una rica sabiduría interior que con el tiempo se verán distorsionados por la realidad que nos rodea.
La personalidad, es ese vehículo de manifestación, nuestra forma de adaptarnos al entorno social y económico en el que hemos nacido, también es el resultado de la suma de diversas experiencias que tenemos en la vida y que van generando una falsa identidad. La personalidad “personifica” nuestros defectos y debilidades. A la personalidad también se le conoce como el ego o el falso yo, pues es una distorsión de nuestra esencia, una identidad ilusoria que busca sepultar quiénes somos realmente. Supone una especie de escudo protector emocional, que impide que seamos dañados de ataques hacia nuestra persona.
El Ser humano nace con la ESENCIA mas no nace con la PERSONALIDAD, esta última es necesario crearla.
Nuestra PERSONALIDAD y ESENCIA deben desarrollarse en forma armoniosa y equilibrada. Y el desarrollo ARMONIOSO de ambas da por resultado hombres y mujeres excepcionales.
En la ESENCIA tenemos todo lo que es propio, en la PERSONALIDAD todo lo que es prestado.
La ESENCIA se alimenta con ternura, cariño sin límites, amor, música, flores, belleza, armonía, etc.
La PERSONALIDAD debe alimentarse con el buen ejemplo de nuestros mayores, con la sabia enseñanza de la escuela, estructuras sociales estables, etc.
Me parece que la esencia es la que viene con preguntas y la personalidad con respuestas. ¿A qué me refiero? Simple, en nuestra infancia preguntamos sobre todo, por qué, pero por qué, y por qué… Venimos listos para cuestionar nuestro entorno. La personalidad, esa que se construye para encajar en los códigos culturales, solo tiene respuestas… porque así se hace desde siempre, porque es tradición, porque yo lo digo. A nuestra personalidad le cuesta trabajo desafiar códigos, o ser disruptiva de alguna forma… pues dejaría de encajar con su entorno. Creo que la esencia es la que tiene un mayor pensamiento crítico… Nuestra esencia está abierta a explorar y a expresar, nuestra personalidad ya tiene su etiqueta formada.
Desde un punto de vista alquímico y astrológico, la personalidad representa el Ascendente de una carta natal… simboliza los rasgos básicos de la personalidad, como la apariencia física, el temperamento, el comportamiento, la relación con la vida y la primera impresión que da la persona. Osea, lo que está en el afuera…
Mientras que la esencia representa el Sol, la identidad personal. Nos muestra áreas en las que la persona debe aprender a ser independiente, donde debe alcanzar su potencial, diferenciarse de los demás y brillar tal y como es.
En muchas ocasiones nos olvidamos de nuestra esencia, nuestra vocación, aquello que nos hace más felices y nos trae mayor armonía. Nos confundimos pensando que debemos cumplir con un listado de cualidades palpables y no palpables para entrar así, en el “salón de la fama”, llegar al Valhalla o simplemente ser reconocidos y validados por entes externas a nosotros.
Usualmente esto nos implica un desvío de quienes somos en realidad… Entramos en el juego relativo del éxito y la perfección… donde estamos condenados a fallar, pues en su relatividad, no hay una respuesta correcta. Y lo que es exitoso para uno, para otro es una falla.
Los sistemas predominantes gustan de adoctrinar a las personas y con ello, eliminar cualquier señal de originalidad, disrupción o pensamiento lateral. Evidentemente, esto puede llevarnos a la frustración pues no podemos expresarnos ni actuar con libertad en nuestro entorno.
Erich Fromm decía con respecto a la insatisfacción crónica del ego, “Si con todo lo que tienes no eres feliz, con todo lo que te falta tampoco lo serás”
Recordemos que en este contexto el ego equivale a la personalidad.
¿Hasta dónde o hasta cuándo estaremos dispuestos a olvidar nuestra esencia? ¿Cuál es el costo que estamos dispuestos a pagar por ello? Recordemos que el cuerpo nos habla de nuestras emociones, somatiza aquello que no atendemos… ¿Vives con problemas de salud? ¿Estrés por no poder controlarlo todo? ¿Qué te está diciendo tu cuerpo a gritos? Préstale atención…
Ahora, ¿cómo puedes recordar tu esencia? Puedes utilizar herramientas terapéuticas tradicionales, o también puedes utilizar herramientas como la carta natal o la numerología, incluso la biodescodificación. Sin importar el método que prefieras, todo inicia con una pregunta sencilla… ¿Qué actividad es la que más armonía me trae? Piensa en aquello que puedes pasar horas haciendo y no te pesa hacerlo. No siempre se relaciona con una carrera o un oficio… en ocasiones sí.
¿Qué actividad es la que más armonía te trae? Bien…y ahora ¿cómo puedes sostenerla?
Obsérvate sin juicio, obsérvate con amor, obsérvate con sabiduría. Y recuerda, más esencia, menos apariencia.
Hasta la próxima.