Terapia

Espiritualidad Romantizada

Hola, qué tal…en esta ocasión me gustaría hablar sobre un tema que se presenta constantemente en nuestro contexto actual. Nada más y nada menos que la romantización de la espiritualidad. Me voy paso a paso…

Romantizar” es un término que se refiere a idealizar o exagerar algo, a menudo a través de una lente romántica o sentimental. Cuando se romantiza algo, se le atribuyen cualidades o características que pueden no ser precisas o realistas.

Por ejemplo, se puede romantizar una relación al idealizar a la otra persona y ver solo sus aspectos positivos, ignorando los aspectos negativos o los problemas que puedan surgir. Del mismo modo, se puede romantizar un trabajo al pensar que es una actividad ideal y perfecta sin tener en cuenta sus desafíos o problemas reales.

Ahora, romantizar la espiritualidad se refiere a idealizar o exagerar la práctica o creencias espirituales. Puede ser problemático porque puede llevar a una visión distorsionada de la espiritualidad que ignora las complejidades, los desafíos y los aspectos menos glamurosos de la práctica espiritual.

Por ejemplo:

Creer que la espiritualidad es un camino fácil hacia la felicidad. Muchas personas piensan que la espiritualidad es una solución rápida para la felicidad y la paz interior, y que todo lo que se necesita es meditar, hacer yoga o practicar alguna otra técnica para alcanzar este estado. Sin embargo, la espiritualidad es un camino lleno de altibajos, que requiere mucho trabajo y compromiso. Bien podríamos decir que la espiritualidad es una maravillosa montaña rusa repleta de giros inesperados.

Creer que los practicantes espirituales son personas que nunca se enojan o tienen pensamientos negativos. Sin embargo, esto no es cierto, ya que todos somos humanos y tenemos imperfecciones. Más bien al tener consciencia de nuestra conducta, acciones y detonantes, se pueden navegar con mayor aplomo, y regresar más rápido al estado de armonía. Por ejemplo, una persona que va haciéndose consciente de las ocasiones en las que se queja, no implica que esté fallando, ni que todo su trabajo personal se haya perdido…más bien es quejarnos como adultos y domar a la queja, para que esta no nos dome a nosotros. Una queja esporádica, es normal. Un quejar constante, es patológico. Justo ahí es donde uno toma responsabilidad por la palabra hablada.

Frecuentemente, se romantiza la espiritualidad al creer que todas las prácticas espirituales son iguales y que todas conducen al mismo resultado. Sin embargo, cada práctica es diferente y tiene sus propias tradiciones, creencias y técnicas. Y tomando el sincretismo espiritual en el que vivimos hoy en día, es fácil perderse pues existen múltiples herramientas que están siendo usadas simultáneamente a pesar de tener códigos culturas completamente distintos. Por ejemplo, la beer yoga… premiándote por cada postura lograda con un gran trago de cerveza. Eso desvirtúa completamente el enfoque original.

Algunas personas pueden romantizar la espiritualidad al pensar que es una forma de escapar de los problemas de la vida, en lugar de enfrentarlos. Sin embargo, la espiritualidad puede ayudarnos a lidiar con nuestros problemas, pero no los elimina mágicamente. Nada de comportamientos evasivos como “así fue perfecto” “soy abundancia” “lo siento, perdóname, gracias, te amo”… pues estas actitudes en muchos casos evaden la responsabilidad de las decisiones tomadas en un momento dado.

Otro ejemplo clásico es creer que la espiritualidad es solo para personas “iluminadas. Sin embargo, cualquiera puede explorar y beneficiarse de la práctica espiritual, independientemente de su nivel de conocimiento o experiencia. Finalmente es un camino y se recorre paso a paso desde las posibilidades de cada persona.

Un ejemplo claro de la facilidad con la que podemos polarizar la espiritualidad y el nivel de consciencia…es la generación WOKE que se refiere a la generación más joven de personas que están altamente conscientes de los problemas sociales, políticos y culturales, y que buscan activamente abordarlos y crear un cambio positivo. “Woke” es un término que se originó en la cultura afroamericana para describir a alguien que está despierto o consciente de las injusticias y desigualdades sociales, especialmente en términos de raza.

Esta generación se caracteriza por estar muy comprometida con la justicia social, la igualdad, la inclusión y la diversidad. Están altamente informados sobre los problemas sociales actuales, incluyendo el racismo, el sexismo, la discriminación de género y la homofobia, entre otros. Además, buscan activamente involucrarse en causas que defienden los derechos de las minorías y luchan contra la opresión y la injusticia.

Y bueno, todo eso suena muy bien y hasta necesario. Pero ¿qué pasa cuando se ven las cosas blanco y negro? Esa polarización donde no existen los matices… Bueno, sucede que la generación woke puede llegar al extremo de volverse inquisitiva y percibirse como el más alto grado de perfección… Por ejemplo, ¿no eres vegano? ¿Cómo es posible que no estés consciente del daño que nos haces a todos? ¿Por qué eres egoísta? Ser vegano es la única verdad y salvación del planeta.

Sí, ahí donde la tolerancia a la diversidad está ausente… hay romanticismo espiritual.

Concluimos entonces con que es importante recordar que la espiritualidad es un camino que requiere trabajo, compromiso y una comprensión realista de lo que implica. Y el trabajo es hacia adentro, de ti para ti, no para elevarte de nivel y tener el supuesto derecho de juzgar a tu entorno. Justo a eso es a lo que llamamos trampa del ego. Pero eso lo platicaremos después.

Encuentra la belleza en lo divino y la magia en lo mundano: abraza tu espiritualidad.

Hasta la próxima.